Flujo elevado: La CNAF permite administrar oxígeno a un flujo de hasta 60 litros por minuto (lpm), lo cual es significativamente más alto que las cánulas tradicionales, que generalmente entregan entre 1 y 6 lpm.
Mezcla de aire y oxígeno: A menudo, se utiliza una mezcla de aire ambiental y oxígeno concentrado para alcanzar el nivel adecuado de oxigenación.
Comodidad: La CNAF es más cómoda para el paciente en comparación con otros métodos, como las mascarillas de oxígeno, ya que las cánulas nasales de alto flujo son suaves y menos invasivas.
Humidificación: Debido al alto flujo de oxígeno, la CNAF generalmente está equipada con un sistema de humidificación para evitar la sequedad y la irritación en las vías respiratorias del paciente.
Manejo de la presión: Además de ofrecer oxígeno, la CNAF también ayuda a mantener una presión positiva dentro de las vías respiratorias, lo que puede ser útil para mejorar la ventilación y la oxigenación.
Mejora la oxigenación: El flujo alto puede ayudar a mantener una oxigenación adecuada, especialmente en pacientes con insuficiencia respiratoria moderada.
Soporte en enfermedades respiratorias: Es utilizada en condiciones como la insuficiencia respiratoria, EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), neumonía, asma grave, entre otras.
Reducción de la necesidad de intubación: En algunos casos, la CNAF puede evitar la necesidad de intubación traqueal o ventilación mecánica invasiva.
Menos incomodidad que otros dispositivos: Comparado con las mascarillas de oxígeno, el uso de la CNAF es más tolerable para los pacientes, permitiendo mejor comunicación y movilidad.
La cánula nasal de alto flujo se utiliza principalmente en el contexto hospitalario para tratar:
Insuficiencia respiratoria hipoxémica: Es decir, niveles bajos de oxígeno en la sangre.
Ventilación no invasiva en enfermedades respiratorias: Para evitar la intubación o la ventilación mecánica invasiva en algunos pacientes.
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